AY DIOS MIO

Patri te lo dedico, con amor

En esta parte del mundo que nos educa en un escaso nivel de tolerancia a la frustración. En esta sociedad basada en la exaltación del deseo y su satisfacción inmediata, en la que la impulsividad aumenta. En este momento de prisas, triunfos súbitos y gula de experiencias, la paciencia, aunque dotada de una baja popularidad fetén para el sistema, se torna cualidad imprescindible. No sabemos ya, que en la capacidad de ordenar los deseos y aplazar la gratificación estuvo la base de la inteligencia y el comportamiento libre. Olvidamos que al igual que los de la naturaleza, los asuntos humanos tienen sus propios ritmos, sus tiempos y su flow.
La gran creación es tenaz y sosegada, la artística y la importante, la vital. El creador ha sido siempre inquieto y apasionado, pero paciente. La paciencia, como el coraje, son imprescindibles para alumbrar lo que se quiera.

En este tiempo en que todo cambia antes de llegar a rozar su comprensión, tiempo carente de certezas, necesitamos, pienso, retornar a las virtudes clásicas. Y este aguante para seguir, no caer en el intento, mantener la alegría y las ganas, para concebir la idea, para comprender, seguir confiando y sin más, para no darnos de cabezazos o de hostias día sí, día no.

Dijo Aristóteles que no se pueden experimentar muchos amores, pues la amistad necesita tiempo.

Con Jose Antonio Marina, la iconografía rusa y  Las Migas.